Nacemos con una necesidad inherente de contacto físico, amor y ternura. A medida que crecemos se incrementa nuestra necesidad de confianza y cariño. De modo que vamos descubriendo la innata capacidad que tenemos de dar y recibir caricias, abrazos y placer. A esta dimensión humana le podríamos llamar simplemente Sexualidad. Entonces la sexualidad se expresa en todo lo que somos, hacemos y sentimos, y aunque tiene una base biológica la vamos construyendo a través de la cultura en el espacio y el tiempo.
Entender con quién y cómo nos relacionamos a través de un vínculo amoroso, es un pilar fundamental de la sexualidad. Formar una relación de pareja estable es una de las decisiones más importantes de la vida y una gran fuente de bienestar físico y emocional. En un vínculo amoroso sano se consolidan la comunicación, el compromiso, la intimidad, la amistad, y la empatía. Es en la relación de pareja estable y comprometida donde el placer y el amor se fusionan y se pueden expresar libremente.
Paradójicamente existe un alto porcentaje de parejas en convivencia de mucho tiempo, que se quejan de encuentros eróticos rutinarios, poco satisfactorios o esporádicos. Los expertos han acuñado el término de Disfunciones Sexuales para designar a las alteraciones en el ejercicio de la sexualidad, en donde los procesos eróticos resultan insatisfactorios. En las disfunciones sexuales se ve afectada la relación de pareja y la autoestima.
Desafortunadamente esta es una situación muy frecuente. En México, Sánchez-Bravo encontró que 50 a 67% de los mexicanos padecen de una Disfunción Sexual. Las mujeres son más afectadas que los hombres y es El deseo Sexual Hipoactivo o sea el trastorno de la “falta de ganas”, el más común de todos. En este no hay motivación para iniciar un tipo de actividad sexual o responder ante una propuesta sexual. Tampoco hay fantasías ni pensamientos eróticos.
Pero ¿qué es o como se mide El deseo sexual? El deseo sexual es impulso, energía, motivación que mueve a la búsqueda y obtención de placer. El deseo tiene un componente físico neuroendocrino, el “ spontaneus sexual drive” que resulta de la interacción de los andrógenos, la oxitocina, prolactina, dopamina y noradrenalina. Este es el deseo sexual incontrolable que surge de la incertidumbre, lo nuevo, lo diferente. El que aparece justo durante en el enamoramiento y desaparece también cuando este se acaba.
El deseo sexual dice Levine, tiene también un componente emocional y cognitivo, eso significa que un encuentro erótico, además de brindar placer físico, también nos proporciona, intimidad, ternura, cercanía, etc. Reforzadores positivos que motivan a un nuevo encuentro a corto plazo. Esto es especialmente cierto para las mujeres. Rosemary Basson estableció un modelo de respuesta sexual femenina “cíclico”, en donde el deseo sexual que motiva a muchas mujeres a iniciar una actividad sexual esta basado principalmente en estas recompensas no “físicas”, sobre todo en las relaciones de muchos años o donde el enamoramiento ya paso. Entonces ¡la química puede agotarse pero no la pasión!, ya que se reconstruye a través de este “deseo cognitivo y voluntario”.
Retomando: ¿podremos recuperar la magia del deseo de la primera vez cuando estábamos enamorados? La respuesta es: Sí. Claro, no existen recetas universales, debemos emprender una tarea de crecimiento integral como individuos y pareja. ¿Por dónde empezar? He aquí los principios básicos:
Reconocer que la sexualidad es parte de la vida, y tenemos derecho a desarrollar nuestro potencial erótico libremente y a obtener placer también a través del autoerotismo.
Revalorar ideas creencias, mitos para deshacernos de todo aquello que obstaculiza e inhibe el ejercicio satisfactorio de la sexualidad.
Asumir que yo soy responsable de mi salud y satisfacción sexual
La responsabilidad de mi orgasmo solo es mía y no del otro.
La comunicación abierta y franca es indispensable para el encuentro. Un requisito indispensable es conocerme y aceptar de mi cuerpo y aspecto físico.
El encuentro sexual con nuestra pareja debe ser una prioridad al igual que los asuntos económicos o los problemas con los hijos. Esto significa disponer de un tiempo, un espacio y no dejarlo al final del día luego de ceder por la presión del otro, cuando estoy cansada/o, y tiene que ser rápido antes de que los niños se despierten.
El cansancio, el estrés, el aburrimiento son enemigos del erotismo, silenciosamente agotan la pasión y desgastan la pareja. Necesitamos nutrir la relación con la variedad, la creatividad, el juego y la sorpresa. Disponemos del cerebro, la piel que es el órgano sexual más extenso y todos nuestros sentidos. Sentir un masaje, usar aceites o lencería, ver una película erótica, saborear una jalea untada en la espalda, son algunas ideas básicas. ¿Cumplir las fantasías?, tu pones los limites, hay un universo en gustos y preferencias. Siempre y cuando no cause daño físico o psicológico, sea una participación voluntaria, sin coerción y tengamos pleno conocimiento del acto y sus consecuencias.
Recuerda: Tienes derecho a estar sano, pleno y feliz. Mereces ser amado y aceptado por ti y tu pareja. Una relación amorosa duradera necesita renacer a cada momento a través de la variedad, el cambio y la sorpresa. ¡Manos a la obra, no hay tiempo que perder!
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